miércoles, octubre 04, 2006

Nueva vida

Maestro tuvo razón hasta en esto. Esta noche comenzará una nueva vida para mí, y él me vaticinó hasta cuales serían mis últimos pensamientos, ya que él también pasó por esto: el día siguiente, mi padre leyendo el periódico, palideciendo, mi madre silenciosa tras recibir la noticia, y tú simplemente diciendo 'lo sabía, gilipollas, que acabarías así'... Hacia ti fueron la mayor parte de los pensamientos en estas noches de insomnio, mientras estudiaba la acción una y otra vez, repasando mentalmente cada paso y cada decisión que debería tomar...

Esta misma tarde recibí la esperada llamada de Maestro indicándome que hoy era el día. Estaba cabeceando en el sofá tras la tercera noche sin dormir en este piso de alquiler, más solo que la una, en una ciudad extraña que solo conocía como turista, y aunque sabía perfectamente quién era, ya que sólo él conoce mi verdadero paradero, me sobresalté al oir el teléfono. Apunté la dirección y la hora. Llamé a mi madre para decirle que (falsas) las vacaciones transcurrían sin ningún incidente. Supongo que tú te habrías informado de que era la hora al no contestar tus llamadas. Según avanzaba la tarde, comenzaron las dudas, como me dijeron que sucedería. "Con esto no se conseguiría nada, aunque fuese un verdadero hijo de puta", "Es un de los mayores responsables, no podemos permancer con los brazos cruzados", "Y si ..."... Tras esto, se conocería mi nombre en la prensa de todo el país, y a mí, solo podría esperarme o la cárcel o una vida de fugitivo, alejado de ti. Aunque creamos en lo mismo, siempre discrepamos de las formas. Supongo que intuiste en lo que me estaba convirtiendo poco a poco, aun así estuviste siempre ahí. Creo que no podré agradecértelo nunca.

Sin cenar fui al lugar señalado. Me tomé una café para hacer tiempo, y a la vez, intentar entrar un poco en calor. Dichoso frío hace en esta maldita ciudad. Caminé rápido por la amplia avenida, con el cuello de la chaqueta levantado, y me metí en una cabina telefónica cercana al restaurante. Dudé en llamarte. En ese momento se abrió la puerta del restaurtante. Le abrieron la puerta (ni eso quiere hacer solo, el muy cabrón), y salió con su mujer caminando los pocos metros que le separaban del coche. Aceleré el paso. Nadie sospechaba de mí en este momento, aunque los nervios aumentaban. Cualquiera que me viese debería sospechar!! Caminé pegado a la acera, frente a él. Según abría la puerta del coche, levantó la vista intuyendo a alguien cerca. No acertó a decir nada cuando vio sacar la pistola de mi bolsillo y apretar el gatillo....

miércoles, septiembre 13, 2006

El cerco de la luna

Tenía los dedos rojos y pringosos por la sangre. A su lado el cuerpo de Estrella yacía como una marioneta con las cuerdas cortadas. Todo el suelo estaba cubierto por una mezcla de vómito y sangre y el sofá empapado también. El televisor hablaba de la depresión del 29 y en la calle se escuchaba a los chavales preparándose para ir de bares.

Emilio no sabía muy bien cómo desembarazarse de aquel caos. Era espantoso el olor a la sangre secándose mezclado con el de los jugos de su estómago. El esfuerzo había sido tal que su propio cuerpo había reaccionado así, era extraño, no se trataba de un hombre especialmente fuerte, pero desde luego no era un enclenque.

Necesitaba refrescarse. Aquella habitación era asfixiante. Se levantó de la silla y se acercó a lavarse la cara. Tenía los ojos llorosos y las venas de toda la cara y parte del cuello saltadas. Eso, junto a la ropa ensangrentada, no le daba demasiado buen aspecto. Decidió darse una ducha fría y coger algo de ropa del armario. La noche era tibia, le ayudó a despejarse el aire medio fresco sobre la piel aún húmeda.

Había pasado algo más de media hora apoyado en el alfeizar de la ventana del dormitorio. Ya no hablaban de la crisis del 29, ahora los deportes ocupaban el espacio televisivo, eso le enfureció. Quitó el televisor de un golpe en el mando a distancia y recogió el cuchillo que estaba tirado junto al sofá, bajo los pies de Estrella. Él apenas la conocía, era su vecina desde hacía menos de un año. Casi no habían hablado, parecía una chica tímida, hasta aquella tarde.

Encendió la luz de la lámpara, apenas se veía ya en la habitación. Su piso era mucho más luminoso que aquél. La oscuridad ponía muy nervioso a Emilio, no soportaba que las cosas no se distinguieran con suficiente detalle. Odiaba los contornos. En casa siempre dejaba la luz del salón encendida al acostarse, por si tenía que salir al baño o a la cocina. Además nunca echaba las persianas o las cortinas, para que la luz de las farolas pudiera entrar fácilmente.

Miró el reloj en el equipo de música: las 22:37, empezaba a tener hambre, no comía nada desde el desayuno y además había vomitado lo poco que le quedaba en el estómago. Antes, a eso de las tres, estaba preparando el almuerzo cuando esa descarada se acercó a molestarle. Puso la excusa de necesitar un litro de leche, pero: ¿quién necesita leche para el almuerzo? Él sabía muy bien lo que ella venía buscando. Por eso le dejó las cosas bien claritas cuando fue a su piso con la excusa de llevarle el brick.

Decidió salir. Ya no aguantaba más ese olor ni el calor de las ventanas cerradas en el salón. Además sabía que el marido de Estrella llegaba del trabajo a eso de las 23:45, no tenía ganas de tener que explicarle lo que su mujercita había pretendido, ya había sido suficientemente duro para él tener que darle su merecido como para encima tener que aguantar las disculpas del muchacho, como si él tuviera la culpa de la actitud desairada de su esposa, bastante tenía con aguantarla.

Antes de salir se acercó a la cocina para beber un poco de refresco. Sobre la encimera un brick de leche casi vacío y un paquete de puré de patatas. ¿Qué tipo de mujer prepara esas comidas precocinadas? El marido se había librado de una buena. Ella desde luego no daba aspecto de ser de esa clase. Cuidaba bien las apariencias, ¡la muy zorra!

Bajó las escaleras y pulsó el interruptor que abría la cancela del portal. Nada más salir el aire le hizo despejarse un poco. La noche era bastante agradable, había gente por la calle y hacía cierto fresco, cosa que se agradecía después de las noches de insoportable calor que habían estado pasando en el último mes. Decidió acercarse al parquecito de los columpios que estaba sólo un par de calles más allá. Se sentó en uno de los bancos de hierro y respiró hondo. Allí se estaba muy tranquilo, a salvo del bullicio de la gente y del olor a hierro y vómito. Apenas se oía nada.

Emilio levantó la cabeza y miró a la enorme luna que se veía justo sobre el edificio de enfrente. Estaba completamente llena y con un cerco entre amarillento y morado. A Emilio le encantaba la luna llena, todo estaba mucho más iluminado y menos confuso en esas noches.
Se quedó mirándola unos minutos y sonrió. No entendía por qué la gente decía que los locos estaban más locos en aquellos días. Luego se levantó, encendió un cigarrillo y entró a comer algo en la tasca de la esquina.

-- por erizo.

jueves, septiembre 07, 2006

Este mes ¡rebajas en todos nuestros artículos!

- Hola, ¡buenos días!
- Hola, buenos días, quería una dosis de cicuta, por favor, para llevar.
- Buena elección, pero antes, si me permite le diré las ofertas que tenemos, ya sabe, orden expresa del gobierno que nuestros clientes conozcan todas las opciones y que elija de acuerdo a sus intereses y a sus posibilidades económicas, ya sabe...
- Sí, por supuesto, cumpla con su deber...
- Tenemos una oferta especial, dosis de cicuta más dosis de arsénico y se lleva un jamonero de regalo.
- ¿El jamonero es para cortarme las venas por si mi cuerpo vomita la cicuta y no me muero?
- Veo que es usted avispado, señor. También tenemos un pack de promoción ecológica. Es un cojín para poner en la cornisa y saltar con más comodidad. Amplia variedad de colores y mensajes para estampar en el cojín.
- Hmmm, que variedad, y yo que creía que lo tenía bastante claro...
- Entonces, ¿continúa con su idea inicial o prefiere una de nuestras ofertas?
- Deme todo y ya elijo yo en casa.
- ¡Muy bien, muy bien! Se me acumulan los clientes, ¡¡no sabe como estoy últimamente con lo de Marbella!! Se lleva un género de primera, es más... si no le convence le devolvemos el dinero.
- Mientras no me quede sordo o minusválido...
- Eeeh... para asegurarnos me lo prueba todo uno detrás de otro y todo irá a la perfección. Hace bien en confiar en una empresa tan prestigiosa...
- Prefiero la cicuta... ¡Ay!, que muerte tan socrática... Además, ¿sabe? le va a dar una envidia a mi cuñado... Cuando le pillaron y le acusaron de corromper a la juventud, estaba tan contento porque creía que le darían cicuta, y al final va el juez, y le echa 40 años picando en minas... Se quedó que ni se imagina... Voy a ser la envidia de la familia...
- Bueno caballero, pues aquí tiene. Le he metido en el paquete un block de notas negro y un bolígrafo con tinta plateada. Las notas de suicidio clásicas no se llevan nada, éstas quedan muy bien con muebles tipo Ikea por ejemplo, pero si tiene una decoración más rústica se lo puedo cambiar por una tablilla de cera y un cincel, que le da un aire muy natural y van con todos tonos madera y beige.
- El block y el bolígrafo me van bien, que con mi suerte la cera se derrite y no se entera nadie del mensaje.
- Dicho y hecho, son 3000 euros, caballero. ¿Efectivo o tarjeta?
- ¡Coño! !Pues si que sale caro esto de suicidarse!... Tarjeta, que lo pasen a fin de mes que total...Seguro que esa sorpresa no se la espera mi señora ¡jejejejejeje!
- Pues aquí tiene, que lo disfrute. Ya sabe nuestra política, ¡un cliente satisfecho es un cliente que no vuelve! Suerte, ¿eh? Adiooos, adios, buenos días.
- Adios, buenos días.

-- por txiqui y alahasta

miércoles, septiembre 06, 2006

Una noche cualquiera

Una noche cualquiera de un día cualquiera de un mes cualquiera; salgo a la calle.
Montones de gente caminan de aquí para allá; me integro en la masa.
No existo, sólo camino y, mientras avanzo noto que mis pies se van hundiendo en la acera, que ahora es lodo, la gente ha perdido los ojos y ya no miran ni sienten.
Me encuentro perdido, no puedo respirar porque tampoco hay aire,
intento hablar pero mi boca ha desaparecido, entonces rompo a llorar
y mis lágrimas gritan tu nombre.

-- por bilma.

jueves, agosto 31, 2006

Gris sepia

Otra maravillosa interrupción
de la sucesión periódica, triste,
de anodinos días grises
que vemos pasar sin razón
y sin querer nos embisten.

Y con regocijo disfrutamos
cada noche que salimos
y bebemos y vivimos
y entre todos nos amamos
y, ebrios, sucumbimos.

Y cambiamos con ternura
nuestro gris cotidiano
por otro gris sepia mundano
sin hermosura ninguna
más allá de la que le damos.

Comprimir buenos momentos
en bares de ebria niebla,
por esas calles gris sepia,
con colores que no siento
en mis ojos fiera feria.

Gris,
solo gris,
más gris,
hay tanto gris,
que gris nada significa.
Gris sepia glorifica,
gris sepia, bonito,
no por su belleza,
sino por distinto,
dos y luego cinco.

lunes, agosto 28, 2006

La Luz

La noche se cierne sobre mi, el resto del mundo sigue la luz del sol, yo no. Y no es porque sea especial, más bien porque no lo soy. Desafié a la luz, y ahora la penumbra es mi compañera. El sol aun se ríe de mi, es como Poseidón al ver a Ulises atacando a su hijo, nos odiamos, pero yo necesito la luz para vivir, y él a mi no me requiere para nada. No debí hacer aquello... pero es cierto, odio el calor abrasador que desprenden las estrellas, y por ello adoro a la luna, cuya luz tenue es perfecta para todo, menos para leer y escribir. El problema es precisamente ese; soy escritor. La luz artificial hace semanas que no me funciona, las velas se niegan a encenderse y ya no sé qué hacer. Mis editores están enfadados conmigo, porque no avanzo en mi nueva novela, no tardarán en despedirme si esto sigue así. Le he pedido perdón a todas las estrellas y en especial a la nuestra, pero no existe la piedad en sus temibles llamas.

Dejo la soledad, cojo mi abrigo y me voy al bar de la esquina. Me abrazo a la jarra de cerveza y empiezo a beber, el alcohol ahoga mi espíritu antisocial y las lágrimas ceden a mi alma cauta. Quiso la luna personificarse en una preciosa poetisa para arrancarme también la luz del corazón. Como Ulises frente a Atenea, mi boca sonríe e inclino la cabeza ante tanta hermosura. Ella, no bastándose con mi corazón, une sus labios a los míos para atravesar mi estómago con un rayo que, aunque electrificante, me causa una sensación de vivacidad y placer inusitado en un escritor de escasa comunicación como yo. La miro con ojos vidriosos de lágrimas y alcohol, su mano roza la mía, me aferro a ella como si fuera mi diosa amante, y su sonrisa hace que el mundo entero quede inundado de una ligera luz plateada que guía los pasos de un mediocre escritor errante, descarriado, perdido e inútil. La inspiración cae sobre mí, como le aconteció a Shakespeare al quedar prendido de aquella hermosa mujer. En sus ojos cristalinos leo las palabras perfectas para describir todos los sentimientos que por mi cabeza pasan, las frases fluyen de mí con una cadencia exacta, caen sobre el papel al igual que sus brillantes cabellos color plata se arrastran por mis entrañas y miles de ideas atraviesan mi cabeza con cada caricia de sus manos blancas, inmaculadas como el mármol, cálidas como el sol en agosto, pero gratificantes, hipnotizadoras, delirantes...

Despierto en la cama, y a mi lado descubro un gran vacío, toda sensación de levitación desaparece, poco a poco mi sonrisa se transforma en una mueca de pesar ¿Y mi cartera? En la habitación descubro que faltan todos mis objetos de valor. ¿La luna es puta? ¡Maldita sea!

Enciendo el ordenador y con gran alivio compruebo que la novela está terminada; mi obra maestra. Creo que esta noche volveré a ese bar...
¿El sol me ha guiñado un ojo?

-- por Elisa.

jueves, agosto 03, 2006

Elogio de la esperanza

...Quedan solamente cinco minutos. Toda la mañana esperando el momento. Ansioso. Sudoroso. Mis manos temblando, mirando el maldito reloj en la pared del fondo. Espero este momento desde que despierto, cuando aún está amaneciendo, y mirando por la ventana, intento evadirme del mundo para acelerar el tiempo, a la misma velocidad a la que el pasado desaparece...

...Vuelvo a mirar el reloj. Dos minutos. Se acerca. Me seco las manos en los pantalones. Me coloco el cuello de la camisa a pesar de los temblores que sacuden mis manos...

...Suena una campana, rompiendo el silencio. Es la hora de la comida. Comienza a llegar el resto de residentes. La veo entrar por la puerta. Me sigue pareciendo bellisima, su elegante andar la distingue del resto, tal como el primer día que entró en este asilo. Por aquel tiempo, difuminado por la niebla del olvido, yo ya estaba empezando a olvidar el día que mi familia me enterró en este maldito lugar en vida...

jueves, julio 27, 2006

Mi hermano

Desde que nos encontrábamos en la barriga de mamá mi hermano siempre fue el primero en todo. El primero de la clase, de los campeonatos de natación, el mejor amigo, el primero para poner la mesa, en salir de casa para ir al colegio, en mirar antes de cruzar la calle, el primero en decir la verdad, el favorito de mamá. Pero a partir de cierto día yo no paré de esforzarme por ganar a mi hermano en todo, por ser yo el primero, y lo conseguí; así fue como todo dio la vuelta.
Un sábado por la mañana, en primavera, vinieron a buscarnos unos amigos; por primera vez en muchos años mi hermano tomó la delantera, salió de casa y cruzó la calle; se le olvidó mirar y... mamá salió de casa llorando y gritando mi nombre.
Jamás la saqué de su error.

-- por Anette

lunes, junio 26, 2006

Adiós

Nunca olvidaré tu sonrisa, ni el brillo de tus ojos,
o la primera vez que caminamos solos de la mano junto al mar.


Miradas sinceras, palabras que quise creer como tales,
encendieron la mecha que nos empujó a caminar.


Caminamos senderos iluminados por la pasión,
recordamos lo que jamás vivimos,
encendimos velas bajo el agua,
o quizás tan sólo lo soñamos, y despertamos.


Temimos lo peor, y un día, lo peor llamó a nuestra puerta,
un instante no sucedió a otro instante, y
silenciosas voces comenzaron a retumbar en nuestras cabezas.


Miradas vacías, palabras que huyeron y dejaron el miedo,
envolvieron en falsas ilusiones los sueños:
nunca más brillaría la luna para nosotros dos solos,
tus ojos ya no volverán a ser lo mismo a los míos,
ideaste mentiras que devoraron sonrisas al tragarlas y,
recordando días, olvidé nuestras noches,
ahora, desaparecemos, no quiero más besos fingidos,
sólo, andar sin ti, mi propio camino...




viernes, junio 23, 2006

La pérdida

Perdí los dientes antes de ir perdiendo progresivamente la inocencia y poco antes de perder el DNI. La vergüenza desapareció al igual que mis llaves: por el hueco del ascensor. El respeto es algo que creo que perdí pero que en realidad nunca tuve. A la vez que el respeto perdí el miedo, ¡qué curioso!. El tiempo también lo perdí, o lo malgasté, no lo recuerdo. Algún amigo se cayó por el camino que vuelve a mi pasado, que también extravié adrede. La soledad se fue de la mano con la tristeza al país de Nunca Jamás para entretener a la desesperanza. Poco a poco, golpe a golpe, día a día se pierden otras cosas, como la ingenuidad, la ilusión y la esperanza. La confianza cayó sóla por su propio peso, mientras la alegría prefería emigrar a lares más felices. Perdí el desempleo a la vez que empecé a perder mi dignidad y luego perdí años, muchos años... Perdí a mis familiares, que se fueron de mi lado y empecé a perder, también, el contacto con la gente. Luego perdí el lunes, el martes, el miércoles, el jueves, el viernes y el sábado, pero el domingo no, es el único día que me queda, el único en que llevo viviendo desde que perdí la costumbre. Perdí el apetito, el pulso, el oído y algo de vista y, por supuesto, perdí las horas del día y el sentido que tenían. Pierdo la memoria a la vez que la cordura mientras la desilusión, la depresión y la desidia hacen una intensa orgía con sus cuerpos putrefactos entrelazados en mis entrañas, gimiendo de placer, amándome por dentro, sobre mi diafragma y abrazados a mi corazón en un intenso orgasmo colectivo en el que me agarrotan el brazo, la pierna, mi cerebro... y se llevan mi vida.


miércoles, junio 07, 2006

La solución

Tan sólo me queda una bala en la recámara. La oscuridad invita a entrar por la ventana a la soledad. Es mi última oportunidad, eso es lo único de lo que estoy seguro. No quiero seguir huyendo. Marginado, perseguido. Todo eso será agua pasada. Para bien o para mal. Tarde o temprano tiene que pasar por aquí...

Siempre la misma canción: este tío está loco... Quizás. Pero ellos no me conocen, aunque lo crean. Nunca lo han intentado... Si lo hiciesen, algunos dejarían de llamarme loco... Pero no les importa la causa de la locura... Causa-efecto-causa-efecto ¿solo importan los malditos efectos?... Joder. Está tardando pero sé que tiene que pasar por aqui... El frio revólver es mi único compañero. El contacto con el metal hace que la mano que lo sujeta arda, el metal es un mal compañero, pero hoy en día me acompaña...... Una sola bala. La eterna huida. La mentira del paraíso. La bala. El revolver. Yo. Una sola bala....

Pasa el tiempo lentamente en el silencio, sólo interrumpido por mi respiración. Cada vez más rápida. Sudor frío... Sigo esperando a que se acerque... ¿y si sabe donde estoy? ¿y si a través de la oscuridad me está mirando?... Pero no puedo desperdiciar la última bala disparando a la oscuridad. La oscuridad me ha ayudado muchas veces... Si de verdad me está mirando ahora mismo, yo agazapado, helado por el frío sudor, la mano temblorosa sujetando el revólver, estará esperando que le dispare... NO. Eso solo hará que todo vuelva a empezar. La huida. El miedo. La desconfianza. Y vuelta a esconderse en la oscuridad. Da igual su cara, su voz, todo volverá a repetirse, los mismos pasos, los mismos ruidos, los mismos silencios....

Creo que sé como vencer esta vez. Era demasiado fácil para darse cuenta. La manía de seimpre de buscar la solución más complicada. Estaba delante de mis narices todo este tiempo: la jugada maestra, poker de ases escondidos bajo la manga. No se lo esperará. Y será el final. Con mayúscula: el Final. The End, como los finales felices del cine. Se acabaron las huidas. Esta vez he encontrado la manera de ganar. Mi risa nerviosa termina por desgarrar el silencio. Aumentan mis temblores. He vencido! Levanto el revólver y lo apunto hacia mi sien. No creo que se espere que la bala vaya dirigida hacia mí...





lunes, mayo 29, 2006

La última noche

En aquel momento comprendí que nunca más te vería. Nunca. Es algo para lo que me he estado preparando, sin conseguirlo, durante demasiado tiempo. Cielos sin luna, sin estrellas, es lo único que veré cada noche...

Esta noche supe que tus ojos estaban más hundidos de lo normal, no te acercaste a mí, no dijiste nada y pasaste todo el tiempo, sintiéndote sola, mirando por la ventana hacia ningún sitio, o hacia nuestro pasado o hacia nuestro no-futuro... cuantas formas diferentes tenemos de decir hacia ningún sitio.... Antes de que te marchases, supe que no volvería a verte, ni a tocarte, ni a besarte nunca más. Abriste la puerta, me miraste por última vez y sin decir nada, te marchaste acelerando el paso. No te reprocho nada, me gustaría que lo supieses. Creo que has encontrado a alguien. Acabaría sucediendo. Ahora te toca volver a sonreir. Sin mí. Con otro.

Desde el primer día que viniste comprendí que lo nuestro no sería para siempre. Para siempre también se ha convertido en una palabra vacía para mí.... A las lagrimas las siguieron la incomprensión, el odio y el olvido. Todas las noches esperaba ansioso tu visita. Torturándome con la idea que un día no volverías más. Que me olvidarías. Me hacía sufrir, pero siempre acababas viniendo después de trabajar. Y ya mañana no te veré.

En mi mente te recordaré alegre, con una preciosa sonrisa en tu cara, los dos cogidos de la mano caminando sin importarnos nadie más. No quiero rercordarte con lágrimas en los ojos, saliendo rápido de esta maldita habitación de hospital, mientras yo, inmóvil, no puedo detenerte, ni hablarte, ni susurrarte, ni llorarte, ni besarte, enchufado a estas máquinas para toda la eternidad....

martes, mayo 23, 2006

Ni contigo ni sin ti

Es el mismo oscuro camino de siempre: vacío hasta que llego a ti. Estés donde estés te encontraré, no puedo vivir sin ti: te necesito demasiado...

Nos presentó un amigo y conectamos al instante, fue un auténtico flechazo: llegaste a mi triste vida y la llenaste de placer y sensaciones inimaginables que hasta entonces nunca había sentido. Inundaste mi vida de luz y color con tu calor. Eres la única capaz de hacerme feliz, vida mía, a pesar de lo que puedan decir de ti mis amigos y familiares en todas esos gritos exacerbados de odio. Cada día te repudian más... y a mi también. Ellos no pueden ni imaginar lo mucho que sufro sin ti. Ellos o tú... dicen que me has cambiado y no quieren saber nada de mi. Me refugio en tu calor, me acurruco y les olvido a todos porque sé que contigo soy feliz, contigo puedo volar libre de ataduras y preocupaciones.Ni siquiera han intentado entender lo que has llegado a hacer por mi, lo mucho que te necesito en mi vida.

Sin ti sólo hay dolor, sufrimiento, frío, insomnio, desasosiego, soledad, vacío... tirito y desfallezco... ¿por qué te escondes de mi?... ¡¿por qué?!, ¿no te he dejado recorrer mi cuerpo cada vez que se te antoja?, ¿acaso no me he entregado a ti en cuerpo y alma?, ¿no he hecho lo posible por estar contigo?, ¿por qué tu cálida mano ya no se detiene a acariciarme como antaño?, ¿por qué cada noche me quitas el sueño? me duermo entre escalofríos esperando que llegues a arroparme, ¡¿por qué tuve que conocerte, maldita?! Ya no disfruto contigo, sólo te necesito. Me has atado fuerte... y yo no merezco tu yugo, maldita una y mil veces, ¡maldita!. Noches en vela, sueños perdidos, ansío tu presencia, tu suave tacto, tu calor bendito que me mece, me duerme, me calma y tranquiliza... el placer, la inconsciencia, la ignorancia... la felicidad de estar a tu lado.

No consigo encontrarte, busco y no encuentro, ¿dónde te has metido?, huyes de mi cuando yo debería hacerlo de ti. Esto es una relación enfermiza... no puedo más pero te quiero, ¡te necesito!. No me dejes sólo... ¡eso no!, llévame contigo, hazme tuyo y transpórtame en tus brazos hacia los buenos tiempos en que eramos uno, felicidad plena. No sé cómo, pero juro que te encontraré, juro que esta noche duermo contigo, esta noche no te dejaré escapar y te agarraré fuerte para no volverme a separar de ti, para no tener que volverte a buscar... juro que esta noche viajaremos más lejos que nunca para que nadie nos vuelva a separar... unidos hasta la muerte... te prometo, vida mía, que esta noche será la última en que la aguja rompa mi piel y se hunda en mis rotas venas, nunca volverás a escapar.


sábado, marzo 25, 2006

Intro

Desde siempre, las luces siempre han sido intolerantes con las sombras. El mismo cuento de siempre: las sombras son unos enfermos, no quieren vivir en nuestra falsa realidad. Las sombras se expresarán a golpe de letra e imagen. Sufrir, amar, pensar, odiar... Dicho queda. A ver como salimos de ésta...