lunes, junio 26, 2006

Adiós

Nunca olvidaré tu sonrisa, ni el brillo de tus ojos,
o la primera vez que caminamos solos de la mano junto al mar.


Miradas sinceras, palabras que quise creer como tales,
encendieron la mecha que nos empujó a caminar.


Caminamos senderos iluminados por la pasión,
recordamos lo que jamás vivimos,
encendimos velas bajo el agua,
o quizás tan sólo lo soñamos, y despertamos.


Temimos lo peor, y un día, lo peor llamó a nuestra puerta,
un instante no sucedió a otro instante, y
silenciosas voces comenzaron a retumbar en nuestras cabezas.


Miradas vacías, palabras que huyeron y dejaron el miedo,
envolvieron en falsas ilusiones los sueños:
nunca más brillaría la luna para nosotros dos solos,
tus ojos ya no volverán a ser lo mismo a los míos,
ideaste mentiras que devoraron sonrisas al tragarlas y,
recordando días, olvidé nuestras noches,
ahora, desaparecemos, no quiero más besos fingidos,
sólo, andar sin ti, mi propio camino...




viernes, junio 23, 2006

La pérdida

Perdí los dientes antes de ir perdiendo progresivamente la inocencia y poco antes de perder el DNI. La vergüenza desapareció al igual que mis llaves: por el hueco del ascensor. El respeto es algo que creo que perdí pero que en realidad nunca tuve. A la vez que el respeto perdí el miedo, ¡qué curioso!. El tiempo también lo perdí, o lo malgasté, no lo recuerdo. Algún amigo se cayó por el camino que vuelve a mi pasado, que también extravié adrede. La soledad se fue de la mano con la tristeza al país de Nunca Jamás para entretener a la desesperanza. Poco a poco, golpe a golpe, día a día se pierden otras cosas, como la ingenuidad, la ilusión y la esperanza. La confianza cayó sóla por su propio peso, mientras la alegría prefería emigrar a lares más felices. Perdí el desempleo a la vez que empecé a perder mi dignidad y luego perdí años, muchos años... Perdí a mis familiares, que se fueron de mi lado y empecé a perder, también, el contacto con la gente. Luego perdí el lunes, el martes, el miércoles, el jueves, el viernes y el sábado, pero el domingo no, es el único día que me queda, el único en que llevo viviendo desde que perdí la costumbre. Perdí el apetito, el pulso, el oído y algo de vista y, por supuesto, perdí las horas del día y el sentido que tenían. Pierdo la memoria a la vez que la cordura mientras la desilusión, la depresión y la desidia hacen una intensa orgía con sus cuerpos putrefactos entrelazados en mis entrañas, gimiendo de placer, amándome por dentro, sobre mi diafragma y abrazados a mi corazón en un intenso orgasmo colectivo en el que me agarrotan el brazo, la pierna, mi cerebro... y se llevan mi vida.


miércoles, junio 07, 2006

La solución

Tan sólo me queda una bala en la recámara. La oscuridad invita a entrar por la ventana a la soledad. Es mi última oportunidad, eso es lo único de lo que estoy seguro. No quiero seguir huyendo. Marginado, perseguido. Todo eso será agua pasada. Para bien o para mal. Tarde o temprano tiene que pasar por aquí...

Siempre la misma canción: este tío está loco... Quizás. Pero ellos no me conocen, aunque lo crean. Nunca lo han intentado... Si lo hiciesen, algunos dejarían de llamarme loco... Pero no les importa la causa de la locura... Causa-efecto-causa-efecto ¿solo importan los malditos efectos?... Joder. Está tardando pero sé que tiene que pasar por aqui... El frio revólver es mi único compañero. El contacto con el metal hace que la mano que lo sujeta arda, el metal es un mal compañero, pero hoy en día me acompaña...... Una sola bala. La eterna huida. La mentira del paraíso. La bala. El revolver. Yo. Una sola bala....

Pasa el tiempo lentamente en el silencio, sólo interrumpido por mi respiración. Cada vez más rápida. Sudor frío... Sigo esperando a que se acerque... ¿y si sabe donde estoy? ¿y si a través de la oscuridad me está mirando?... Pero no puedo desperdiciar la última bala disparando a la oscuridad. La oscuridad me ha ayudado muchas veces... Si de verdad me está mirando ahora mismo, yo agazapado, helado por el frío sudor, la mano temblorosa sujetando el revólver, estará esperando que le dispare... NO. Eso solo hará que todo vuelva a empezar. La huida. El miedo. La desconfianza. Y vuelta a esconderse en la oscuridad. Da igual su cara, su voz, todo volverá a repetirse, los mismos pasos, los mismos ruidos, los mismos silencios....

Creo que sé como vencer esta vez. Era demasiado fácil para darse cuenta. La manía de seimpre de buscar la solución más complicada. Estaba delante de mis narices todo este tiempo: la jugada maestra, poker de ases escondidos bajo la manga. No se lo esperará. Y será el final. Con mayúscula: el Final. The End, como los finales felices del cine. Se acabaron las huidas. Esta vez he encontrado la manera de ganar. Mi risa nerviosa termina por desgarrar el silencio. Aumentan mis temblores. He vencido! Levanto el revólver y lo apunto hacia mi sien. No creo que se espere que la bala vaya dirigida hacia mí...